Manejo de Conceptos y la Importancia de la Investigación.


Gabriela Zavaleta Vera

De todas las personas que he llegado a conocer en mi vida, debo decir que las que más aprecio son aquellas con las que comparto una característica especial (y, a mi parecer, muy importante para el desarrollo de la persona): la curiosidad. Curiosidad en el sentido de averiguar, investigar, proponerse encontrar el origen, significado e importancia de las cosas que me intrigan. Justamente la capacidad de mantenerse permanentemente intrigado es una característica afín con la curiosidad.

La definición tradicional de la curiosidad se entiende como el deseo de saber algo, o la impaciencia de saber sobre algo o conseguir información. Es no contentarse con lo que se obtiene mecánicamente, sino ir más allá de lo establecido y buscar las fuentes que provean conocimientos insospechados. Es tratar de ser mejor, es tratar de avanzar. En especial en ésta época, que es cuando tenemos tanta información a la mano y tan poca iniciativa de conseguirla.

He podido constatar que pocas personas, o no todas las que se quisiera, hacen uso de las bibliotecas universitarias. Al menos no permanentemente, sino para ocasiones específicas. A mi parecer esto en cada persona se remonta a la incapacidad de mantener un hábito real de lectura, donde se disfrute leyendo, se imagine, se aprecie lo que se obtiene y se ponga en práctica lo bueno y se rechace lo malo. Cada persona ha recibido una orientación en la iniciación a la lectura cuando niños, pues en cada colegio o centro educativo se trata de implementar este hábito por los beneficios que desencadena. Sin embargo esta iniciación no puede ser completa si es que en casa los padres no instan a sus hijos a poner en práctica lo recibido. Un niño que crece en un ambiente donde no se fomenta la lectura, sino la permanente satisfacción de las necesidades superficiales, naturalmente al ser mayor no valorará el placer de la lectura ni los beneficios que conlleva.

Puedo decir con orgullo que yo crecí en un ambiente sumamente favorable para el desarrollo de este hábito. Mis padres, ambos ingenieros y conocedores de lo que la lectura puede generar en una persona que decide educarse a sí misma, guardaban colecciones de libros y revistas que en mi niñez no pude evitar encontrar interesantes y placenteras. Desde que tengo uso de razón he buscado libros, revistas y demás fuentes de información que me permitieran saber cosas que los demás niños y niñas de mi edad probablemente no sabrían. Ya sea con las anécdotas e investigaciones en las revistas de Selecciones, o con pequeños libros ilustrativos para niños, siempre hubo algo que me incentivó a seguir leyendo. Cuando me hice mayor no perdí la costumbre, pues ahora tengo un acceso prácticamente ilimitado a lo que necesito y lo que me provoca aprender, dado que el internet me ha dado tantas facilidades para encontrar fuentes fiables de información.

Cada vez que puedo compro un libro. Siento un placer inexplicable al observar mi librero y verlo rebosando de libros que me han hecho crecer y a los que puedo recurrir cuando necesite de ellos. Creo que el afán de crecer es una cualidad invaluable en una persona; buscar los medios para destacar, no necesariamente por ser mejor visto ante los demás, sino por sentirse mejor consigo mismo. Creo que el deseo de superación puede ser tan grande que las limitaciones no son suficientes para reprimir a una persona. Creo que con todas las facilidades que los tiempos actuales brindan se puede lograr ser mejor una y otra vez.

Conversando con mis padres supe que en la época en la que ellos asistían a la universidad, recién habían llegado las copias fotostáticas al país. Antes de eso, los libros se copiaban en imprentas, que hacían patrones de réplica de las páginas y las reimprimían para sacar un ejemplar más. Este sistema y otros similares, que nos pueden parecer tan anticuados, fueron la única manera que las personas de antes de los años 70 tenían para conseguir ejemplares de libros exclusivos o excesivamente caros. Actualmente podemos sacar la copia entera de un libro en menos de dos horas.

Habiendo cambiado tanto las maneras de obtención de la información que necesitamos, puede resultar abrumante todo lo que podemos conseguir con tan sólo proponérnoslo. Tenemos tantas facilidades que no requerir de fuentes alternativas a las clásicas separatas o exposiciones llega a parecer ridículo. Naturalmente no todo está al alcance de la mano: muchos libros no llegan al Perú, o los aranceles para la importación de libros siguen siendo altos; no se cuentan con traducciones fidedignas de algunos libros para las personas que no tienen un excelente manejo del otro idioma, o simplemente los libros originales son muy caros, lo que incentiva la piratería, la pérdida de ganancia para los autores, y la consiguiente disminución de interés en editar más libros. La piratería es un arma de doble filo, casi como un mal necesario: pocas personas están en condiciones de adquirir libros originales, por lo que una gran cantidad de gente requiere de las copias piratas para satisfacer sus necesidades.

La obtención de la información, independientemente de la manera en que se pueda, permite una fuente nueva de conceptos desconocidos y/o profundizados. Cada investigación que se realiza provee de cosas nuevas, que son útiles en diversos aspectos de nuestra vida. Los conceptos ayudan en la formación universitaria, en el ascenso profesional, etc., y prueban ser necesarios para destacar en la vida diaria. El correcto manejo de estos permite aplicarlos conforme se necesite de la manera más adecuada, a la vez haciendo uso de otros conceptos afines que permitan profundizar lo investigado.

La importancia de la investigación recae en lo que nos puede brindar. Una buena investigación contempla una selección de fuentes de información, y la depuración de los conceptos adquiridos. Permite aprender más, crea interés, y eleva el nivel de conocimientos de la persona. Mantiene viva la curiosidad, tan importante en la investigación, y prepara el camino para un mejor conocimiento de uno mismo.

Leer, investigar y aprender son cosas que cada alumno universitario debería interiorizar para su formación tanto como estudiante que como persona. Las fuentes del conocimiento son tan variadas y tan accesibles que debería ser una tarea para todos. Debería ser una necesidad, para complementar la de superación. Para superarse a sí mismo, más que superar a los demás. Porque nuestros propios límites pueden ser sobrepasados, y de la mano del aprendizaje se puede lograr lo imposible.

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