MÁS LEJOS, MÁS DE UNO, MÁS DE POCOS.


Percy Vásquez Pérez

Me es grata la invitación para escribir este artículo y poder expresar en este medio mi opinión como egresado de la FAU. Considero que hoy en día el nivel competitivo es mucho mayor con respecto a otros años, no sólo por la gran cantidad de egresados por año, sino también por el exponencial avance tecnológico, la cantidad de información que está disponible y el nivel de conocimiento que se puede adquirir con esto, sumada a la experiencia y a la aptitud para llegar a ello, se convierten en herramientas potenciales y necesarias para el óptimo desarrollo profesional. Esto acrecienta el nivel competitivo en que todos estamos expuestos desde que ingresamos a la Facultad, pero se hace más notorio cuando se egresa, más aun, si se busca ganar un lugar o un nombre en este escenario de atmósfera tan cambiante. Pienso que debemos optar no sólo por lo estético, estructural y lo funcional como manifiesta las tres leyes vitruvianas (Venustas, firmitas, et utilitas), sino también por el entorno, es decir el compromiso con el medio ambiente en donde se edifica; Si bien es cierto en nuestro país esta idea aún está muy incipiente, en lo que respecta a diseño y construcción, es una tendencia inequívoca que inevitablemente tarde o temprano asumiremos como profesionales pero que pocos responderá y resolverán positivamente sino logramos una adaptación rápida a los requerimientos que el mundo exige, más aún en un futuro muy cercano.

La universidad nos permite ensayar y equivocarnos; tal situación, no es permisible en el ámbito laboral especialmente en el desarrollo o ejecución de proyectos, ya que muchas veces pueden entrar en juego la suma grandes capitales, sin embargo la tecnología ofrece la posibilidad de emular la realidad, esto se resume en un menor riesgo, menor tiempo y menor costo, en consecuencia, proyectos con mayor eficiencia; Nada de esto sería posible sin la aplicación del conocimiento y la experiencia. Considero que el conocimiento es la base de todo, más aun si hablamos de un conocimiento colectivo es decir, una especie de retroalimentación de equipos de trabajo con un objetivo en común. Un claro ejemplo está en el Arq. Colombiano Daniel Bonilla a quien hace unas semanas tuve la fortuna como muchos de mis compañeros de estudios, en asistir a su conferencia, quien sorprendió a más de uno, por calidad y el alto nivel con que se hace arquitectura en Colombia. Pienso que su éxito se debe al esfuerzo comunitario de su equipo de trabajo, a la sencillez y humildad que trasmite como ser humano, puesto que en la mayoría de sus proyectos hacía referencia de quienes intervinieron y como lo hicieron. Con esto quiero concluir, que los resultados más óptimos se logran no sólo con mucho esfuerzo individual, sino con el trabajo colectivo en equipo y la suma de los talentos capaces de ir más allá de los objetivos planteados.

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